diumenge, 2 d’octubre del 2011

Thiago Alcántara: Camino a la gloria

Si bien es cierto que las pre-temporadas tienen como principal función la de tonificar a los jugadores tras los excesos del verano, parece que hay algunos, los más hambrientos de fútbol, que se las toman como batallas particulares -metafóricamente hablando- para ganarse el reconocimiento de la afición. Y es que como se dice habitualmente, esfuerzo y recompensa van cogidos de la mano, y no es otro el caso de Thiago Alcántara.

La joven perla azulgrana se ha encargado, desde mediado el mes de julio, de demostrar a los aficionados que es capaz de tomar el timón del mejor equipo del mundo con una facilidad pasmosa, impropia para alguien que acaba de aparecer en la órbita futbolística pasando, como puro trámite sin importancia, de firme promesa a realidad emergente. Mientras nos deleita con regates, pases y filigranas que recuerdan al mismísimo Ronnie, se dedica a marcar obras maestras del gol, demostrándonos que el Barça ya tiene lo que le faltaba; un pistolero capaz de perforar la red desde largas distancias.

Señoras y señores, el talento vuelve a estar reencarnado por un jugador de la casa, y parece que aún no nos hemos dado cuenta de ello. Un chico de 20 años, cuyo hábitat natural es el centro del campo, lleva cuatro tantos en tres partidos, es el jugador más en forma del equipo y puede (¿por qué no?) acabar por discutirle la titularidad a dos de los tres mejores jugadores del planeta. Unos se estarán riendo al leer esto último, pero lo cierto es que las estadísticas hablan por sí solas, y si se mantiene su ritmo de juego, pondrá a Guardiola en un gran problema. Eso sí, en un divino problema.

¿Y qué hay de Cesc? Por lo visto, cuando más se habla del de Arenys, una fuerza invisible empuja a Thiago a quitarle protagonismo. Seguramente no sea otra cosa que ley de supervivencia, pero lo que está claro es que, cuando venga Cesc Fábregas -si es que viene- va a tener que remover cielo y tierra para ganarse un puesto en el once. Porque, aunque no hay duda de que es un jugador excepcional, habrá tenido la mala suerte de toparse en el equipo con auténticos magos del balón. Serán cuatro craks para dos posiciones, provocando que el Barça disponga del monopolio de centrocampistas estelares. Todo un lujo, la verdad.

Así pues, y una vez descubierta la enésima estrella entre nuestras filas, la justicia pone orden al pensamiento y nos recuerda dos cosas: la primera, que el dorsal número cuatro es -porque se lo ha ganado a pulso- de Thiago; la segunda, que el único jugador indiscutible en el once para la próxima temporada, a estas alturas, es él.

¿Podrán nuestros ojos soportar tanto talento? Eso es lo que ya nadie sabe del todo.



Un artículo de Carlos Domínguez

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