diumenge, 2 d’octubre del 2011

La vuelta al mundo en 80 giras

"El Barça ya no realiza pretemporadas, sino giras". Lo dijera o no con las mismas palabras, este fue el mensaje que el de Santpedor quiso transmitir hace unos días, tras el partido ante el Club Deportivo Guadalajara en Miami. Después de la "derrota" -si es que se le puede llamar así a un partido preparatorio- saltó a la vista que el conjunto azulgrana, aun estando formado por más jugadores del B que del primer equipo, todavía estaba lejos del nivel que le será exigido este domingo ante el equipo de Mourinho. Las piernas fallaron, la fatiga hizo mella en la fuerza de voluntad y el campo pareció ser tan interminable como los de Oliver y Benji, convirtiendo el partido en un infierno físico que al menos sirve para extraer conclusiones sobre la preparación hecha por los jugadores.

Y la conclusión inmediata es la siguiente: que el equipo llega al choque justo, muy justo, y con una pretemporada más beneficiosa para el bolsillo que para la puesta a punto de la plantilla. De España a Croacia, luego a Alemania, vuelta a España y de ahí a Maryland para trasladarse a Miami y acabar jugando el último encuentro en Texas; no es extraño que entre los viajes y el calor de las tierras americanas el desgaste haya sido muy alto para una preparación demasiado intensa una vez finalizada la gira, que es como se le debe llamar. Gira y no pretemporada, puesto que la directiva no ha dudado en pasear al equipo alrededor de medio mundo pensando antes en ganar dinero que en la correcta gestación del primer título de la temporada.

Parece que se les haya olvidado -no sólo este año, sino también los anteriores- que los títulos traen ingresos, y no al revés. Entiendo que sea necesario rentabilizar el éxito y sacar partido de la repercusión mundial que produce el club azulgrana, pero no se puede arriesgar la Supercopa por el mero hecho de ganar unos cuantos millones más. El problema está en que, después de lo visto en las últimas temporadas, los directivos han caído en el error de pensar que Guardiola, su cuerpo técnico y sus jugadores son magos, y que lograrán vencer al conjunto blanco en cualquier situación posible. No han tenido en cuenta que tras el éxito se esconde el trabajo bien hecho, y que este trabajo no puede realizarse a la perfección en según qué condiciones.

De todas formas, ahora sólo podemos rezar para que Guardiola y sus ayudantes sean capaces de hacer, como en casi todos los inicios de temporada, un milagro, y que lo que podría ser la pérdida de un título se convierta -con suerte- en la jugada perfecta. Si se perdiera, no obstante, toda esta historia no sería más que un cuento con moraleja; que el dinero no es lo más importante cuando está en juego el honor y el orgullo de millones de personas, las que se ilusionan, ríen y lloran con cada triunfo del equipo de sus amores. Porque esos, y no otros, son los millones que realmente importan.



Un artículo de Carlos Domínguez

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